Las atracciones de la única isla habitada del Rio Imperial

A la altura del km 24 de la ruta Carahue-Nehuentúe en la Región de La Araucanía y en pleno Río Imperial se encuentra la Isla Doña Inés, popularmente conocida como la Isla de Los Amantes, la cual tiene sus primeros registros en el año 1575.

La única isla habitada del Río Imperial tiene una extensión de 40 hectáreas, donde hay bosques nativos de 300 a 800 años.

En el lugar existe el Centro Turístico Doña Inés, el único de la isla. El objetivo es compartir días de campo y entretención junto al río. Es un lugar para descansar, pescar, practicar deportes náuticos, pasear en bote, entre otros.

 

Tiene un gran salón de eventos de 250 metros cuadrados y un mirador. El quincho tiene un restaurant y un amplío fogón para realizar distintas preparaciones.

Dentro de los productos y servicios que se ofrecen se encuentran: Gastronomía típica de la zona (carnes de cordero asado, vacuno y pollo a la parrilla, salmón  grillado,  menú  vegano/vegetariano, ceviches, choros, entre otros), juegos de mesa y salón, juegos infantiles, cancha de futbolito, cancha de rayuela, kayak, cabalgatas, piscina, mesa de ping pong, petfrienly, hamacas, rutas de avistamiento de aves (alrededor de treinta tipos de aves distintas, dentro de las aves más destacadas están el siete colores, trile, cormorán negro, pato colorado, garzas, entre otras) y pesca recreativa.

“Dentro de la isla, tenemos un humedal que esta siendo certificado como humedal de importancia internacional Ramsar, además la única forma de llegar a la isla es a través de lancha”, explica Manuel Cabrera, administrador del centro turístico Isla Doña Inés.

Un lugar con historia

La isla debe su nombre al de la heroína castellana, Doña Inés Olmos de Aguilera, hija del capitán y alcalde de La Imperial, Don Pedro de Olmos de Aguilera, que murió bajo el poder de la sublevación mapuche del vice-toqui Pelantaro, el 20 de enero de 1599, Ella junto con ocho españoles, escaparon a través de uno de los túneles subterráneos del río Damas.

Con el tiempo, la isla sobrevivió a las visitas de piratas y corsarios. Al pasar los siglos hasta 1885, la isla fue adquirida por un estadista, escritor y político de la época, llamado Isidoro Errázuriz, quien fue primo del presidente Federico Errázuriz. Cerca de la ribera sur de la isla edificó una hermosa casa de dos pisos, rodeada de amplias galerías. Al norte de la casa arregló un extenso jardín, tras el cual dejó un potrero que convirtió en hermosa quinta. Después de su muerte, la isla quedó abandonada.

 

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