Las guardadoras de la cestería de la fibra de “chupón”

Durante la inauguración de su edificio corporativo en Los Ángeles, CMPC regaló 500 pilwas. Conoce de qué se trata y a las artesanas que las elaboran.

En la cordillera de la Costa, en la comuna de Puerto Saavedra de la Región de La Araucanía, las artesanas mantienen vivo el oficio de la cestería que ocupa como materia prima la fibra natural Greigia sphacelata o “chupón”, planta endémica del litoral y que crece entre las regiones del Maule y Los Lagos.

A través de la agrupación Ruca Lafken (Ruca del Mar), las artesanas del chupón han puesto nuevamente en valor su trabajo ancestral, que se ha traspasado de generación en generación. Y hoy, gracias a la valoración de los productos artesanales, han visto una nueva oportunidad para potenciar su oficio, confeccionando una serie de artículos utilitarios, tales como, canastos, paneras, porta plantas y el bolso conocido como “pilwa” o “wilal” en mapudungún. La “pilwa”, ha recobrado la popularidad que antes tuvo en nuestro país como bolso de compra, gracias a una serie de campañas para bajar nuestro consumo de plástico.

Yesica Huentén Catrileo es la coordinadora de Ruca Lafken, organización que agrupa  emprendimientos mapuche – lafquenches de la comuna de Puerto Saavedra. Entre ellos, la labor de las artesanas de la pilwa. “Nuestra idea es que el turista conozca nuestro territorio. La verdad es que como mujer mapuche vi que no todas las artesanas tenían la posibilidad de tener un lugar para vender, entonces, invité a algunas a que expusieran sus trabajos en mi tienda que está en el Centro Gastronómico El Huilque y las integré también a una Ruta Turística Circuito Ancestral la Pilwa del Budi, que contempla visitar el lago Budi y la Isla LLepo, conocer la gastronomía, las rucas  e interactuar con las artesanas que confeccionan la pilwa”.

Teniendo como escenario el lago salado Budi y el mar del Pacífico, las artesanas aprendieron a procesar y entrelazar la fibra natural del chupón, un arte que se aprende desde la niñez, y que es muy relevante, ya que su comercialización es un aporte fundamental para las familias.

Juana Paillafil Llaima, recuerda que aprendió de su abuelita y su mamá, ayudaba a hacer sogas, cuerda de la fibra de chupón que se entrelaza para armar las artesanías. Le gusta trabajar sentada en el suelo, al lado de su cocina a leña. “Ahora este trabajo es valorado, lo que hacemos es el sustento de nuestras familias. Antes quienes hacían artesanías eran miradas en menos. Y ahora estoy contenta porque nuestras artesanías son queridas y trabajo con mis hijas, y son ellas las que venden, entonces no me muevo de mi casa”.

Hoy, las mujeres artesanas mapuches – lafquenches de Ruca Lafken, tienen como desafío multiplicar las plantas de chupón de manera sustentable y trabajar para que cada vez más se sientan protagonistas de su arte. Se suma además la noticia que este año, a fines de julio, se realizará la segunda Feria de la Pilwa en Puerto Saavedra. Para contactarlas se puede visitar su página web budilafkenmapu.cl

Revisa el reportaje publicado en El Mercurio

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